Crónica del día
Estoy en el brete. Un día normal navegando entre foros, blogs, y chats. Y trabajando. O algo.
Se me acerca a mi escritorio Maritza, asistenta personal del mandamás.
"Jorge lo llama."
Sudo frío. El cargo que ostento no tiene posibilidades de ascenso. No puede ser nada bueno. Ergo, es algo malo.
Me van a despedir. Lo sé.
Acudo a su oficina. Está ocupado con el subgerente de la empresa. Me mira un momento.
"Vuelva más tarde". Con cara de muerte.
Voy a almorzar. No disfruto mi almuerzo.
3 de la tarde. Ya no aguanto más, voy a su oficina a ver si está disponible y que me suelte la bomba de una vez por todas. Está.
"Pasá".
Me siento frente a él, sereno. O eso aparento. Mi corazoncito me delataría, si pudiera oírlo.
Me mira a los ojos. Y suelta la bomba.
"vos que jugás mucho ping pong en las horas de almuerzo, querés hablar sobre eso a los 60 invitados que vienen al evento de esta noche? Contarles sobre la diversión que representa y el bonito ambiente que tenemos acá".
Liberado, floto por las amplios llanos del olimpo, saludo a Zeus, miro a las diosas griegas mientras me dan uvas en mi boca una a una.
"Y bien?"
De vuelta a la tierra. Digo que no al dedo y regreso a mi puesto de trabajo, feliz.
Se me acerca a mi escritorio Maritza, asistenta personal del mandamás.
"Jorge lo llama."
Sudo frío. El cargo que ostento no tiene posibilidades de ascenso. No puede ser nada bueno. Ergo, es algo malo.
Me van a despedir. Lo sé.
Acudo a su oficina. Está ocupado con el subgerente de la empresa. Me mira un momento.
"Vuelva más tarde". Con cara de muerte.
Voy a almorzar. No disfruto mi almuerzo.
3 de la tarde. Ya no aguanto más, voy a su oficina a ver si está disponible y que me suelte la bomba de una vez por todas. Está.
"Pasá".
Me siento frente a él, sereno. O eso aparento. Mi corazoncito me delataría, si pudiera oírlo.
Me mira a los ojos. Y suelta la bomba.
"vos que jugás mucho ping pong en las horas de almuerzo, querés hablar sobre eso a los 60 invitados que vienen al evento de esta noche? Contarles sobre la diversión que representa y el bonito ambiente que tenemos acá".
Liberado, floto por las amplios llanos del olimpo, saludo a Zeus, miro a las diosas griegas mientras me dan uvas en mi boca una a una.
"Y bien?"
De vuelta a la tierra. Digo que no al dedo y regreso a mi puesto de trabajo, feliz.